St Jordi Hits Cancer
Como sabéis, HCXHC y Science of Noise promovemos un concurso de relatos cortos de temática musical. En esta ocasión, HCXHC aprovechamos nuestro espacio para aportar nuestro granito de arena a la iniciativa con un ejemplo:
La enfermera introduce con suavidad la aguja en la vía. El líquido empieza a fluir hacia la vena y a distribuirse lentamente por todo el organismo. Casi al mismo tiempo, un sudor frío empapa mi cuerpo, acompañado de un intenso mareo. Mi reacción habitual a las agujas, reacción que siempre conduce a la consabida broma de “¿No te gustan las agujas? ¡Si vas lleno de tatuajes!”
Cuando consigo relajarme, abro los ojos y veo frente a mí a una chica algo mayor que yo, con un pañuelo en la cabeza. Hojea un libro con el aire distraído que da la rutina, la misma que convierte una experiencia horrible, como una sesión de quimioterapia, en un mal necesario para poder seguir con tu vida.
Intento abstraerme pero es imposible. La sequedad de la boca, las náuseas, el mareo, todo me lleva a un estado de ansiedad que impide que mi mente se evada de esta realidad.
Pero sé que existe una vía de escape. Tanteo mis bolsillos, y ahí está, mi fiel reproductor de música.
Llevo los auriculares a mis oídos en un gesto casi ritual, esperanzador, le doy al play, y en décimas de segundo me transporto a otro mundo en el que la sala del hospital se desvanece dando paso a los recuerdos que me evoca la melodia. La mente tiene una capacidad asombrosa para llevarte a lugares asociados a un olor, un sabor, un sonido. Ahora ya no estoy en el hospital, estoy en la Sala Zeleste de Barcelona, y frente a mí, Joey Ramone canta “Quiero vivir, quiero vivir mi vida”; nunca una canción ha llegado en un momento más oportuno.
Fundido en negro y aparece Greg Graffinrecordándome que todo el mundo sabe lo que es mejor para ti, aunque en realidad ni tú mismo lo sabes. Le toca el turno a Freddy Madball y me cuenta cómo los tiempos están cambiando a peor, pero que la familia siempre está ahí para ayudarte, y eso es precisamente lo que necesito oír.
En otra realidad, a años luz de donde estoy, el fármaco sigue su lento e inexorable camino hacia el interior de mi cuerpo, pero no me importa, porque ahora mismo, solo me interesa saber qué va a sonar a continuación.
Daniel Sadurní.